Las ciudades más violentas del mundo…son mexicanas


Los Cabos, Acapulco, La Paz, Tijuana y Ciudad Victoria son cinco de las 10 ciudades más violentas del mundo. Es decir, México concentra el 50 por ciento de los sitios más peligrosos del planeta –excluyendo aquellos que están en un estado de guerra declarada- por el número de homicidios que se registran y que contrario al discurso oficial y el que mantienen algunos candidatos a la presidencia de la República, contradice los dichos de que la estrategia de seguridad nacional funciona y que se ha reducido la violencia.

Así, en 2017 Los Cabos registró 111.33 homicidios por cada 100 mil habitantes; Acapulco 106.63; Tijuana 100.77; La Paz 84.79 y Ciudad Victoria 83.32, esto según el Ranking de las 50 Ciudades más Violentas del Mundo, elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal (CCSPJP).
Esto no es cosa menor, dado que aparte de este repunte de violencia, también hay una crisis en las instituciones de justicia con la implementación del nuevo Sistema Penal, que para muchos las fallas en su operación ha sido el causante en parte de este incremento en los índices de inseguridad.
Podrá haber muchos factores que han colaborado para que México cuente con cinco de las ciudades más violentas del mundo, desde el clásico “ajuste de cuentas” entre grupos rivales, la reorganización de ciertas organizaciones criminales; corrupción en policías municipales o estatales; infiltración en dependencias de gobierno y un largo etc., pero más allá de todo esto, la estrategia nacional no funciona en los más mínimo para reducir los daños en el tejido social.
Las propuestas de los candidatos presidenciales de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya, y de la coalición Todos por México, José Antonio Meade, mantienen el discurso y la promesa de que se seguirá combatiendo a los delincuentes sin piedad y se aplicará sobre ellos todo el peso de la ley.
Mientras que el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, ha sido más audaz al señalar que contempla una posible tregua para lograr un acuerdo con los líderes criminales para detener este “baño de sangre”; algo que ha sido muy criticado por especialistas, la opinión pública y organizaciones sociales.
Ahora y ante las evidencias de los números, de los 122 objetivos de alto valor que tiene el gobierno federal con respecto a los líderes criminales, se han detenido a 106 y 24 siguen libres. Todo parecería que esto son resultados impresionantes, pero en realidad no ha tenido ningún impacto en la disminución de la violencia en el país.
Así, este sexenio puede ser el más violento de la historia reciente del país, ya que datos acumulados del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en la administración de Enrique Peña Nieto se han registrado cerca de 100 mil investigaciones por homicidios, muy cerca ya de los 102 mil que se presentaron durante la gestión de Felipe Calderón, el creador de esta “guerra contra el crimen organizado”.
Y a pesar de que muchos de los objetivos de alto valor que han sido detenidos ya han sido extraditados, las luchas entre las organizaciones que quedaron descabezadas es muy violenta; siguen operando con impunidad y se disputan territorios estratégicos en una historia que no tiene fin.
Supongo que cuando los candidatos dicen que se aplicará la ley a los criminales, se refieren a algo similar a lo que ha venido sucediendo, pero el problema es que por mucha ley que le impongan, esto no disminuye los índices de violencia en lo más mínimo.
Como retórica parece muy valiente y con fortaleza de ideales; en la práctica, la ley no basta. Por lo tanto se necesita estrategias más inteligentes y claras si es que de verdad pretenden poner orden en este desmadre en que se ha convertido el país en materia de seguridad y justicia.

Y digo solo poner orden, porque no hay forma de terminar con el narcotráfico ni con el crimen organizado… Suena muy cruel pero es la realidad que se confirma a través de la historia.

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