Ignorancia y desinformación, la fórmula perfecta para la pandemia en México


La venida del COVID-19 ha desestabilizado al mundo en todos los sentidos. Considerada por la ONU como la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, esta pandemia ha provocado desajustes muy profundos en el sistema político, económico, humano y de relaciones personales como nunca antes había sucedido en la historia reciente.

En México, a pesar de que estamos en la etapa temprana de contagios, esto ya se comienza a resentir. Sin haberse decretado una cuarentena obligatoria, el cierre de las fronteras u otras medidas extremas implementadas por la mayoría de los países, la estrategia adoptada por el gobierno federal –para algunos muy blanda- ha provocado estragos en muchos sentidos en la vida cotidiana de las personas.
Con el programa de la sana distancia –la figura de Susana Distancia ha tomado un rol protagónico en la campaña informativa-, las autoridades buscan frenar los contagios y de alguna manera reducir los casos, como se ha cansado de explicar Hugo López-Gattel, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.
Sin embargo, algo pasa con ciertos sectores de la sociedad que de alguna manera ven muy alejado el riesgo de contagiarse o contagiar y enfermar a sus familiares, por lo tanto desoyen las recomendaciones de los expertos, no siguen las medidas preventivas y en el peor de los casos, desconfían tanto de las autoridades, que suponen que es un invento más para subir los precios de los productos básicos o que se trata de alguna patraña política y con esto quieren distraer nuestra atención.
Pero con más de un millón de enfermos de COVID-19 en todo el mundo y más de 60 mil muertos, esto es real y muy peligroso para cualquier persona. Y no obstante esto, parece que aun es difícil de visualizar la dura realidad que nos espera, que puede ser la causa de la pérdida de millones de empleos, de una crisis económica muy profunda y sobre todo, de la muerte de miles de seres humanos.
¿Si el escenario es tan complicado, por qué mucha gente no cambia sus hábitos? La respuesta la dio López-Gattel en una conferencia de prensa, en donde aseguró que de alguna manera la ignorancia y la desinformación es la fórmula perfecta para que se extienda la pandemia a niveles incontrolables.
La ignorancia originada principalmente por prejuicios morales y sociales, algo que es multifactorial y que no solo se hace evidente en esta crisis, pero que produce intolerancia, resentimiento y discriminación; algo en lo que gran parte de la sociedad mexicas es experta.
Ahora hay reportes de que se rechaza y discrimina a los enfermos y a sus familias; a los propios médicos y enfermeras que atienden a los pacientes; a las personas de origen asiático nada más porque en China se generó el COVID-19 y para agregarle un toque de condimento, algunos sacerdotes católicos atribuyen el origen del coronavirus a la homosexualidad y todos esos “demonios” asociados con el sexo –esa maldita “tentación del diablo” que nadie resiste y de la cual los propios clérigos son víctimas fáciles-.
Todo esto es resultado de una cultura de convivencia y de valores, que es casi imposible de cambiar y que es producto sin duda alguna de la ignorancia y los miedos internos; que insisto, van mucho más allá del coronavirus pero que se acentúan en estos momentos.
Pero la desinformación sí tiene solución, es un hecho que de manera casi inmediata se puede cambiar y que sin embargo, no sucede. Gran parte de este problema se genera desde el propio gobierno, cuando las autoridades sanitarias piden sana distancia y el presidente besa y abraza a todos los que se le acercan. Un mensaje confuso, erróneo y que confirma de cierta manera, esa creencia de algunos de que no pasa nada grave y que nos quieren engañar otra vez.
Y por otro lado están los medios de comunicación y los “líderes de opinión”, de los cuales muchos han aprovechado esta pandemia para golpear políticamente al gobierno, criticar sus decisiones y sobre todo la estrategia para enfrentar al COVID-19, con lo cual es otro mensaje de confusión para las personas.
“Entonces si en la tele dicen que el gobierno hace mal las cosas, para qué sigo sus instrucciones”, dirán muchas de las personas que aunque pueden, no se quedan en casa ni respetan las medidas mínimas de seguridad.
Luego las fake news en redes sociales, con los políticos de oposición subiendo imágenes y vídeos de otros países y atribuyéndolo a México; haciendo un juego perverso donde es tanta su ambición de poder –aunque algunos siguen en la élite y otros incluso ya fueron presidentes-, que son capaces de crear un caos informativo en estos momentos sin importar que miles de mexicanos estemos en riesgo de enfermar y muchos de morir.
Y en medio de todo esto, los millones de mexicanos que no tienen un trabajo y salario fijo; la mitad de la población viviendo en altos niveles de pobreza; esos mismos que no tienen acceso al sistema de salud y mucho menos a un hospital particular –como sí lo pueden hacer esos políticos o líderes de opinión que confunden con sus comentarios-.
Pero desafortunadamente así es México, que aunque digan que somos bien solidarios, primero necesitamos ver como sufren otros para entonces actuar pero nunca antes, cuando es el momento ideal para evitar precisamente ese dolor.  Somos reactivos y no preventivos, por eso la ignorancia y la desinformación tiene tanto poder en nuestras mentes y sentimientos.


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