La crisis migratoria por la invasión rusa: De Kiev a Europa y de Moscú a México
Rusia ha desajustado el equilibrio mundial con su ofensiva militar en contra de Ucrania. Primero fueron lo mercados y la macroeconomía, después la situación empeoró con las sanciones al Kremlin que le han impuesto tanto la Unión Europea como los Estados Unidos. Pero lo peor de todo es la crisis humanitaria que está provocando esta guerra.
Cuando creíamos que en esta etapa histórica las agresiones militares y sus horrores habían quedado en el pasado, nos equivocamos rotundamente. La postura de Putin con respecto a Ucrania y al mundo en general, es muy peligrosa porque ha alentado la idea de una Tercera Guerra Mundial con armas nucleares.
Como consecuencia inmediata, el drama humano que están viviendo los ucranianos es desgarrador. De acuerdo a la Unión Europea (UE), son más de dos millones 500 mil personas las que han dejado Ucrania para buscar asilo en otro país cercano a su frontera.
En palabras de Ylva Johansson, comisaria de Asuntos Interiores de la UE, "en dos semanas tenemos el mismo número de refugiados que en las crisis (migratorias) de 2015 y 2016 juntas". Algo que genera no solo preocupación, sino que exige a los países receptores implementar medidas que garanticen la seguridad de los migrantes.
Pero las cosas empeoran cuando se hace un análisis más detallado de los grupos poblacionales que han dejado Ucrania huyendo de la guerra. Del total de ucranianos que han abandonado su país, la mitad son menores de edad, alguno de ellos viajan solos sin compañía de ningún adulto.
Según Unicef, los niños migrantes marcharon con con sus familias a Polonia, Hungría, Eslovaquia, Moldavia y Rumania.
Afshan Khan, director regional de Unicef para Europa y Asia Central, aseguró que "los niños están dejando atrás todo lo que conocen, en busca de seguridad”. Y agregó: “la cantidad de niños que se están desplazando es asombrosa, una indicación de lo desesperada que se ha vuelto la situación para sus familias... Es desgarrador".
Familias enteras huyendo con casi nada de pertenencias, personas con sus mascotas caminando decenas de kilómetros en medio de bombardeos u otros buscando refugiados en zonas subterráneas. Imágenes que eran inimaginables hace algunos meses, ahora son una terrible pesadilla para millones de ucranianos.
Pero aunque parezca sorprendente, la migración de rusos a México buscando llegar a los Estados Unidos de manera ilegal, también ha crecido en los últimos meses. De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Migración de México (INM), la llegada de personas procedentes de Rusia ha aumentado de manera inesperada.
Este organismo registró que en enero de 2022 -justo cuando aumentó la tensión y aumentaron las amenazas de invadir Ucrania- arribaron a México 16 mil 172 ciudadanos rusos, una cifra exponencialmente alta si se compara con el mismo mes del 2021, donde solo arribaron mil 994 personas.
De acuerdo al diario El País, las detenciones de ciudadanos rusos por parte de agentes migratorios mexicanos también aumentó. En total, para finales del 2021 se detuvieron a 142 migrantes de origen ruso, pero la cifra habitual en años anteriores era de cero detenciones.
Esta tendencia también la confirma las autoridades migratorias de los Estados Unidos, que desde comienzos del 2021 vieron incrementada la llegada de ciudadanos rusos y de detenciones. Durante el primer semestre de ese año se registraron mil 92 detenciones, pero para diciembre ya eran 8 mil 284.
La cifra es exorbitante si compara con el segundo semestre del 2020, donde solo hubo 169 detenciones. Esto implica que de alguna manera, los rusos también quieren salir de su país y llegar a los Estados Unidos, una manera muy bizarra de lo que sería el “sueño americano” para los centroamericanos, caribeños, africanos o sudamericanos, que también buscan pasar hacia la “tierra prometida”.
Cabría entonces esperar que estas cifras aumenten, en la medida en que comiencen a sentir los efectos de las sanciones económicas impuestas a Rusia. Es decir que la crisis financiera, la inflación y la falta de oportunidades, obliguen a los rusos a buscar nuevas oportunidades muy lejos de su país.
Es difícil suponer qué es lo que pasará, sobre todo cuando los espacios aéreos en Rusia están cerrados y que al menos por el momento, no tienen forma de salir por aire. También hay que considerar que tal vez el gobierno de Putin intensifique las medidas migratorias para evitar que más de sus ciudadanos abandonen su país.
Platicando con amigos mexicanos que viven en Rusia, la situación se ha vuelto alarmante en el sentido económico. El rublo se devaluó más del doble con respecto al dólar en menos de una semana, los productos básicos comienzan a escasear y el ambiente social está marcado por una polarización entre los simpatizantes de Putin y los que rechazan la guerra.
Rusia está cada vez más ensimismada y es probable que los jóvenes no soporten estar lejos de la globalización y el contacto con el mundo exterior. Probaron las “mieles” del capitalismo occidental y el regreso a una economía cerrada no parece ser muy alentador para ellos, de ahí que una opción real pueda ser vivir su propio “sueño americano”.
Mientras tanto, no se ve en el horizonte cercano una salida pacífica al conflicto y mientras más dure más sufrimiento y enojo se acumulará. Así, Europa ya está viviendo lo terriblemente predecible al recibir a millones de ucranianos, pero de manera sorprendente México también ya está viendo los efectos de esta guerra inexplicable desde el punto de vista humano.