La cuenta pendiente de Río 2016

LOS MEDALLISTAS MEXICANOS EN RÍO 2016
Sin duda Río 2016 ha dejado muchas cosas para reflexionar. Algunas de ellas provocan mucho orgullo, como el esfuerzo realizado por Guadalupe González, que ganó medalla de plata en caminata 20 kilómetros y que en realidad, fue un logro individual de la atleta sin prácticamente apoyo oficial.
O la medalla de plata de María de Rosario Espinoza, que la coloca en la historia del deporte mexicano junto a Joaquín Capilla en conseguir tres preseas de forma consecutiva en tres distintos eventos olímpicos.
O la gran sorpresa de Ismael Hernández en pentatlón moderno, Germán Sánchez y Misael Rodríguez en box. Todos con historias diversas pero que encierran un mal que aqueja el deporte mexicano desde hace décadas: el olvido y la corrupción de sus dirigentes.

Al menos dos de estos atletas –Lupita González y Misael Rodríguez- aseguran que no recibieron apoyo de la Conade. En el caso de Espinoza, Hernández y Sánchez, su situación es diferente porque forman parte de la Sedena y ahí reciben el apoyo necesario.
Y si bien es cierto que estas cinco medallas son el “promedio” que México ha tenido en los últimos 20 años, como aseguró el secretario de Educación, Aurelio Nuño, esto ratifica también que el problema es estructural y de política pública.
Y es que el problema radica en la visión que se tiene del deporte en México. No se trata de ganar muchas o pocas medallas, sino de tener un proyecto de formación que integre a todos los niños, trabajar de forma metódica con ellos y desarrollar una verdadera educación física, como malamente se le denomina en las escuelas.
Esto no solamente permitiría descubrir talentos y encaminarlos desde muy pequeños, sino ofrecerles a los estudiantes más herramientas para su desarrollo. Esto forzosamente llevaría a tener atletas de alto rendimiento y a la postre, triunfos internacionales y medallas olímpicas.
Pero no solamente no se trabaja de forma ordenada, sino que en el fondo pareciera que los directivos y funcionarios se la pasan esperando el milagro de que salga algún “garbanzo de a libra” y destaque en el plano mundial, para justificarse.
Es muy triste ver el desperdicio de talento y cómo se van perdiendo con el paso del tiempo debido a que en México, el camino hacia el alto rendimiento es tan complicado y lleno de puertas con candados, que para muchos es imposible encontrar una que se abra y sea el camino al éxito.
Por más que ahora los directivos y funcionarios federales quieran colgarse las medallas que ganaron estos atletas, la realidad es que el deportista y el atleta de alto rendimiento siguen olvidados en México.

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