Las elecciones más caras y violentas de la historia


¿Qué será más decepcionante, que se gasten tanto dinero en un proceso electoral o que justo en ese momento quede demostrado que no hay autoridad ni institución que pueda frenar la violencia?

Porque a nivel social ya los sabíamos, que el país está en una crisis humanitaria de dimensiones bélicas; es decir, que el número de asesinatos y desapariciones forzadas están al mismo nivel (o más) que en aquellas naciones donde se vive literalmente un conflicto armado declarado.
Pero en el ámbito político la gente se negaba a aceptar esto, se suponía que solo mataban a los que estaban metidos con el crimen organizado y ahora, desde que arrancaron las campañas se han registrado 357 agresiones contra candidatos, familiares  de ellos o colaboradores.
Esto según la consultora Etellekt, especializada en análisis de riesgos y políticas públicas, lo que genera un clima de desequilibrio, atenta contra la libertad de elegir a los funcionarios de manera libre y lo peor de todo, demuestra el poder que tiene el crimen organizado para encaminar un proceso según sus conveniencias.
Y justo cuando México se jacta de ser un sistema democrático ideal, que sus instituciones funcionan a la perfección y cuando los candidatos –sobre todo Anaya y Meade- hacen suponer que la justicia funciona y la estrategia de seguridad es la correcta, sucede esto.
Pero si bien muchos pueden seguir confundiendo esto y solo relacionarlo a un tema coyuntural como son las elecciones, la realidad es mucho más preocupante, tal como lo señala Orlando Camacho, dirigente de la organización México SOS.
“La violencia es lamentable, es un reflejo de la debilidad institucional; estas elecciones están siendo la radiografía exacta de la realidad del país en materia de violencia”, asegura; pero peor aún, además de ser las más caras también serán las “más violentas en la historia”.
Incluso Peña Nieto ha tenido que salir al paso para hacer declaraciones al respecto y al participar en la sexta reunión del Sistema Nacional de Protección Civil, realizada en Acapulco, señaló que es “inaceptable” la violencia que se vive en el país.
“La violencia por motivos electorales, aquí la veo y en otros estados del país o en cualquier parte de la geografía nacional, es inaceptable… El gobierno de la República condena expresamente todo tipo de violencia y seguirá trabajando para brindar condiciones de paz y seguridad en este proceso”, señaló Peña Nieto.
Evidentemente estas declaraciones no sirven de nada, pero el hecho es que los ataques se han dado en 245 municipios, es decir, en una décima parte del total del país y es justamente en los gobiernos locales, donde más desprotegidos están los candidatos, políticos o funcionarios públicos.
Y este proceso electoral nos recuerda pasajes no muy lejanos de nuestra historia reciente, en donde se acuñó la famosa frase de “plata o plomo” y como en aquella época, ahora tampoco hay ninguna institución o gobierno que sea capaz de garantizar la seguridad y tranquilidad de la sociedad en su conjunto.
“El problema no es la violencia contra candidatos, el problema es que la autoridad es incapaz de garantizar la seguridad y justicia a los ciudadanos y si no puede garantizar seguridad y justicia a los ciudadanos, menos a candidatos”, consideró Francisco Rivas, presidente del Observatorio Nacional Ciudadano.
Y evidentemente tiene razón, ya que se condenan los ataques contra periodistas, defensores de derechos humanos, activistas; ahora contra candidatos y así por gremios afectados, pero todos pertenecemos a una sociedad y es el conjunto el que sufre esta situación.

Es duro decirlo y aceptarlo, pero parece que el país se está literalmente cayendo a pedazos en temas de seguridad y justicia.

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