El Colectivo La Lata desenlata el lado humano de la discapacidad



El Colectivo La Lata busca crear, repensar, redefinir y  replantearse la discapacidad desde una postura más humana y con una perspectiva crítica ante lo establecido. Una tarea que parece complicada y que se sale de todo contexto conocido, pero que atiende la realidad de los sujetos, las familias y sobre todo que los hacen actores protagónicos de las cosas importantes de la vida.

Son transgresores y políticamente incorrectos.  Son 8 individuos con estudios de licenciatura y posgrados que ante la necesidad de ir más allá de las instituciones y de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, crearon este colectivo que busca sociabilizar conocimientos teóricos para hacerlos accesibles a las personas y quitarle toda la solemnidad al tema, pero de una manera propositiva.

Los latosos de la clase

Así, Yazmín Delgado Juárez, Octavio Garay Angulo, Barut Crúz, Emilio Fuentes, Enrique Juárez, Carlos Vizcaya, Abigail Rodríguez y Víctor H (alias Vino Tirano); crearon en septiembre de 2017 el Colectivo La Lata, un espacio para “pensar y reflexionar la discapacidad desde otras perspectivas”, tal como ellos mismo lo afirman.

Pero el origen de esto tiene un denominador común y es derivado de sus experiencias personales, en donde Emilio Fuentes, Abigail Rodríguez y Yazmín Delgado, tienen un familiar cercano con discapacidad intelectual; mientras que Víctor H tiene distrofia muscular facioescapulohumeral.

Darle otro sentido a la discapacidad

Y tal como le sucede a la mayoría en estos casos, “cuando se presenta un problema ya sea familiar o personal, comienzas a buscar en las instituciones y todo lo que conforma el andamiaje institucional, por lo que pasamos por temas de rehabilitación, además de segregación, discriminación y esas vivencias ahí están”, dice Yazmín Delgado.

“Pero en algún punto de quiebre, sabes que eso no es suficiente para entender lo que yo vivo, para describir lo que pasa con cada persona, porque no encaja mi vida y mi experiencia personal, familiar o de amistad con lo que me están diciendo” y de ahí surge la “necesidad de darle otro sentido a lo que se vive y es parte de nuestro origen, para propiciar espacios de encuentros y  convivir, compartir nuestras vivencias; llorar, reír, enojarnos”, agrega la maestra en Trabajo Social.

Con estas experiencias acumuladas y la coincidencia de acudir a los mismos seminarios, foros, congresos y encuentros sobre discapacidad, además de sentirse atrapados en una “escena acartonada” en los diversos espacios establecidos para estudiar este tema,  surge la idea de conformar un grupo de trabajo innovador y creativo fuera de todo dogma.

Para lograr esto tuvieron que ser disruptivos. Desde la manera en que visualizaron su trabajo para tener un impacto directo en ciertos sectores de la sociedad y sobre todo para vincular lo académico con los hechos cotidianos, hasta crear nuevos conceptos que trastocan todas las definiciones tradicionales sobre el tema de la discapacidad.

Mostrar lo que guarda la lata

Todo comenzó en septiembre de 2017 y lo primero fue el nombre, que de cierta manera tiene varias acepciones. “Una es la que tiene que ver con el contenedor de las películas, hubo muchas cintas que se quedaron guardadas y que no salen a luz porque son disruptivas, incomodas; y se quedan enlatadas”, explica Octavio Garay Angulo, pero además de esto en el panorama del colectivo, “también se relaciona con el hecho de estar dando lata, de estar chingando…”

A nivel social, “esto también se relaciona con las personas con discapacidad, ya que de alguna manera podríamos decir que se enlatan, se guardan, se excluyen”, añade Yazmín Delgado.

Con estas tres premisas, el Colectivo La Lata definió sus áreas de acción. Lo primero fue un Ciclo de cine y discapacidad: Lata(A)normal. Múltiples visiones, diversos sentires, que se llevó a cabo el 3, 9 y 10 de diciembre de 2017 en el Cine Villa Olímpica.

Posteriormente fueron los ciclos de cine debate en la Primera Jornada de Inclusión en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón de la UNAM, en abril de 2018; el Cine Debate Arte y Discapacidad en la Biblioteca Vasconcelos en julio de 2018 y el 2° Congreso Internacional de Mujeres y Niñas, también en la FES Aragón en noviembre de 2018.

Y en mayo de 2019 pusieron en marcha el Ciclo de Cine Mexicano y Discapacidad en el Centro de Cultura Digital (CCD), en donde los primeros jueves de cada mes, se proyectaron cintas, documentales y cortometrajes. 

Pero el 2020 trajo al coronavirus y la emergencia sanitaria, lo que modificó la forma de trabajo de este colectivo y solo pudieron continuar de manera virtual con recomendaciones y reseñas de películas.

El poder del cine

De esta manera y ante la falta de este tipo de espacios, “vimos en el cine un potencial enorme para poder llevarlo a cabo a través de proyección de películas, documentales y cortos”, asegura Víctor H y además, con “el debate tratamos hacer llegar ciertos discursos y las cintas son el detonante para abrir el diálogo, desde una visión donde nosotros podamos socializar el conocimiento”.

En estos ciclos participan estudiantes universitarios, académicos, personas con discapacidad y sus familias; donde sus voces son aceptadas y “no importa si sacan un término que no es el adecuado o lo asumen desde una perspectiva religiosa, todos los enfoques están presentes y todas las personas se deben escuchar”, asegura Octavio Garay.

Esta libertad de acción le ha dado un toque muy especial a estos eventos.  “No había espacios sobre discapacidad que se hablara sobre el tema desde otras perspectivas, orientado más a lo cotidiano”, asegura Víctor H.

Aunado a esto, también invitan a actores, directores, productores o alguien que haya participado en la creación de las cintas, quien desde su trinchera, platica sobre su trabajo creativo y mantiene un diálogo con el público para intercambiar experiencias.

Al final de cada proyección, la riqueza acumulada de esto es invaluable. “Claro, porque los conceptos y las teorías están ahí, pero la vida real rebasa todo eso y no hay que olvidar lo que pasa en el día y día y eso se comparte en los  debates, la gente cuenta cosas muy fuertes de sus vivencias”, señala Yazmín Delgado.

Los coloquios Disca

Pero también está la parte académica y la distribución del conocimiento generado por los investigadores, para “socializarlos” y que finalmente aterricen en algo cotidiano y no se queden en la burbuja que se va conformando en las aulas y las universidades mientras más elevado es el grado de estudio de las personas.

Con base en la corriente de Estudios Críticos sobre Discapacidad, un campo de investigación que emerge con fuerza en América Latina en la última década e intenta dar respuestas a las realidades de los contextos de cada país y que cuestiona de manera profunda las prácticas profesionales tradicionales para entender este tema, el Colectivo La Lata organiza el Coloquio de Estudios Críticos Sobre Discapacidad (CECRID).

Con dos ediciones hasta el momento, la primera en mayo de 2018 en la Escuela Nacional de Trabajo Social y la segunda en agosto de 2019, en el Instituto de Investigaciones Antropológicas, ambas instituciones de la UNAM, el CECRID ha logrado cerrar la brecha entre la alta academia y el día a día de las personas con discapacidad.

“Lo que plateamos con el coloquio es que sea un punto de encuentro entre comunidad académica con y sin discapacidad, familias y personas con discapacidad, activistas, asociaciones civiles creadores, artistas, gente interesada, deportistas; que sea una referencia para comenzar a tejer redes”, dice Octavio Garay.

Y Víctor H explica: “este espacio lo concebimos para que no sea un coloquio típicamente académico en donde vas a presentar tu avance de investigación, en plantillas de Power Point y hablar desde la visión científica, sino que se haga una crítica de lo que sucede en la academia, que se generen diálogos y se pueda conocer la gente”. 

Pero en el 2020 con el COVID-19, tuvieron que cancelar el 3er Coloquio de Estudios Críticos sobre Discapacidad (CECRID 2020).

“El contexto excepcional que vivimos desde finales de marzo junto con  las medidas restrictivas para evitar el contacto social con el fin de contener el COVID-19,  . Por consiguiente, hemos tomado la decisión de posponer el CECRID-2020”, señaló el  Colectivo La Lata.

Los talleres Disca

Aunado a esto, está también el Taller de Toma de Conciencia Disca, que busca un cambio de paradigma cultural en donde se presentan lecturas, videos y obras cinematográficas, apoyado todo en actividades lúdicas que ha desarrollado el propio colectivo.

Este es “otro nivel de incidencia y lo más importante de ahí, son los juegos que hemos hecho, uno que se llama Deficiencias y Barreras que está basado en el Serpientes y Escaleras y se centra en que con base en la discapacidad de cada persona, marca lo que puedes y no puedes hacer; así como lo que debes y no debes hacer”, explica Yazmín Delgado y la finalidad “es evidenciar a la sociedad, de los obstáculos que se ponen con la perspectiva tradicional que se tiene de la discapacidad”.

Los protagonistas

Pero lo más importante es la participación directa de las personas con discapacidad en estos eventos sin importar su nivel de estudios y en algunos casos, las conferencias magistrales están a cargo precisamente de investigadores o académicos que han alcanzado posgrados y que tienen alguna situación de discapacidad.

Es “otra forma de irrumpir o voltear la formalidad, dándoles un papel preponderante a las personas con discapacidad ya que en muy pocos espacios en los cuales se habla de estos temas, las ves moderando al lado de doctores o maestros”, asegura Vino Tirano.

De esta manera, generando otro espacio de encuentro entre individuos, instituciones y la teoría,  “lo que descubrimos fuera de la academia fue un montón de iniciativas que demuestran que la discapacidad es un campo inexplorado en muchos aspectos y esta es nuestra labor y creo que nadie más lo está haciendo”, afirma Víctor H.

Activismo de cantina e inclusión

Pero la escena no estaría completa sin dos factores importantes en la vida de todas las personas y sobre todo en el entorno de discapacidad: vivir una vida plena y promover la integración de los sectores sociales más allá de las limitaciones físicas o intelectuales.

Ante esto, el Colectivo La Lata también ha ido en contracorriente. Se sale de las aulas y los foros establecidos para llevar sus conocimientos, debates e ideas, a lugares en donde las “buenas costumbres” nunca lo aprobarían: fiestas, diversión y cantinas.

“Nosotros entendemos que la verdadera inclusión es realmente participar de la misma forma en todos los contextos, entonces hemos creado un ambiente de camaradería y lo hemos hecho de forma muy natural, nos reunimos con grupos de discapacidad, convivimos con sordos, ciegos;  bailamos con personas en sillas de ruedas”, dice Octavio Garay.

Y agrega: “Yo donde más he aprendido de discapacidad es en las cantinas, incluso una maestra dice que hacemos ‘activismo de cantina’, porque es en donde discutimos y hay diálogos muy ricos; pero nos damos cuenta que hay sectores que son muy cerrados y no permiten este tipo de convivencias”.

Con esto también rompen paradigmas y moldes cuadrados sobre la discapacidad, ya que de manera general “pareciera que todo lo que tiene que ver con activismo es muy serio, formal y gris; pero por qué no verlo de una forma de incidencia desde el cotorreo y el desmadre, en un ambiente de camaradería, porque al final de cuentas son formas de conocimiento”, sentencia Víctor H.

Redefiniendo conceptos

Ya para cerrar esto, el Colectivo La Lata ha comenzado un nuevo proyecto que se llama el Glosario Disca, una manera de redefinir los conceptos clásicos que pareciera que solo tienen una connotación válida y lo hacen desenredando elementos que están ahí, ocultos y que nadie se atreve a tocarlos, ya que tienen que ver con cuestiones políticas, sociales y culturales que han sido históricamente aceptados.

“El glosario es parte de la necesidad de expresarnos y crear un contenido propio”, dice Yazmín Delgado y se trata de definiciones cortas (de unos 250 caracteres) y otras más extensas, que se publican en redes sociales cada quince días, que tienen por supuesto una perspectiva crítica y que consideran son indispensables para generar un punto de inflexión.

“Lo que implica el Glosario Disca es una ventana para entrar a temas sobre discapacidad con una perspectiva crítica y que sea accesible, lo disruptivo es meter este tipo de cosas que las tenemos pero el punto es socializarlas”, dice Víctor H, alías Vino Tirano.

Finalmente y a modo de reflexión, dejamos la definición de discapacidad desde la perspectiva del Colectivo La Lata: “Categoría política que excluye a un sector de la sociedad que no cumple con los estándares de un cuerpo íntegro, con todos sus sentidos, una inteligencia promedio y mente sana, ‘requisitos’ que exige el sistema capitalista a toda persona…” ¡Irreverencia total!

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