El infierno de los migrantes en México
México es un país que se caracteriza por ser un
gran productor de migrantes ilegales hacia los Estados Unidos.
También es el paso obligado de los migrantes centroamericanos
que quieren llegar a la unión americana; pero en algún punto del largo camino
hacia la frontera norte se rompen todos los sueños de tratar de conseguir una
“vida mejor”.
La ruta migrante en México se ha convertido en la
representación más cercana del infierno. Asesinatos, secuestros, violaciones,
extorsiones, robos y desapariciones son el menú de cada día.
Las violaciones y los abusos a los migrantes
centroamericanos empezaron a crecer a partir de que se declaró la guerra contra
el crimen organizado en 2006, pero llegó a niveles críticos a partir del 2010,
dice Martha Sánchez Soler, coordinadora del Movimiento Migrante Mesoamericano.
“Ahora la
ruta está totalmente tomada por el crimen organizado. Cobran cuotas por subirse
a La Bestia, cada tramo tiene una cuota de 100 dólares y los que no pagan los
arrojan del tren en movimiento”, afirma Sánchez Soler.
En ciertas zonas entre Veracruz y Tabasco, se suben
comandos armados y bajan a centenares de migrantes, los secuestran y piden un
rescate a sus familiares por su liberación.
Para muchos de ellos, aunque sus familiares paguen la
suma exigida, no volverán a ver la luz ni a sus seres queridos.
Migrantes Desaparecidos
Más allá de los escándalos de las fosas
clandestinas de San Fernando,
Tamaulipas; Cadereyta, Nuevo León o las de Jalisco y
Michoacán, lo que pasa en la ruta migrante es algo desconocido para muchos
sectores de la sociedad.
Según el Instituto Nacional de Migración (INM), en
2013 ingresaron al país 171 mil migrantes sin documentos. El 95 % de ellos son
centroamericanos.
Lo alarmante viene cuando la Comisión Nacional de
Derechos Humanos ha calculado que pueden ser entre 120 mil y 150 mil migrantes
centroamericanos desaparecidos en México de 2006 a 2014.
“México está catalogado como un país de tránsito y desde
el 2006, el crimen organizado ha utilizado a los migrantes como materia prima
para expandirse en el mercado de tráfico de órganos, trata de personas, explotación
sexual, secuestros y reclutar hombres
jóvenes en sus filas”, afirma Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las
Mujeres en la Migración.
Pero gracias a algunas organizaciones sociales como
la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes, el
Instituto para las Mujeres en la Migración, el Servicio Jesuita a Migrantes y
las Casas del Migrante en varias regiones del país, se ha podido documentar los
abusos y la violencia que sufren los centroamericanos que ingresan de forma
ilegal a México.
O la misma Caravana de Madres de Migrantes
Centroamericanos Desaparecidos, que año con año recorren la misma ruta que se
supone siguieron sus parientes para tratar de encontrar alguna pista que las
lleve a saber qué pasó con sus hijos.
Esto es un gran esfuerzo por parte de organismos de la sociedad civil
organizada para visibilizar la problemática de la migración en tránsito
por América central y México, explica Thomas Lothar Weiss, Jefe de Misión en
México de la Organización Internacional para las Migraciones.
"Sirve para dar una voz a los que normalmente no tienen voz. Para
dar visibilidad a los que debido a su situación de indocumentados no quieren
que sean vistos. Es una manera de expresar que los migrantes son personas
normales con sueños muy legítimos", señala Lothar Weiss.
Todos estos trabajos han logrado que los
desaparecidos no se conviertan en fantasmas. Han obligado a las autoridades a
reconocer el problema y han impactado a la sociedad con sus historias de
sufrimiento.
Esfuerzos de la sociedad civil para cambiar la realidad del migrante
Estas movilizaciones sociales desatan una serie de medidas oficiales que
se van implementando en la región, señala Ana Cecilia Oliva Barcárcel,
directora general de Protección al Migrante del Instituto Nacional de Migración
“En la medida en que las organizaciones de la sociedad civil una
esfuerzos con las autoridades, se puede empezar a crear mecanismos regionales para
proteger a los migrantes”, dice la funcionaria.
Hay un punto de inflexión en donde la condición del
migrante podría cambiar y para eso habría que modificar la percepción social que
se tiene de estas personas.
"No son criminales, asesinos o delincuentes -afirma Thomas Lothar
Weiss-. Son seres humanos que por una variedad de razones, han
dejado sus países de origen para mejorar su condición de vida o para poder
reunirse con familiares en EU".
En esto coincide Ana Cecilia Oliva Barcárcel. "Estar sin papeles en México ya no es un
delito y los migrantes tienen los mismos derechos que cualquier ciudadano mexicano", dice
la funcionaria.
Trabajo de las autoridades mexicanas
El Instituto Nacional de Migración aplica cuatro
programas de protección al migrante: Grupos Beta, Repatriación Humana,
Protección Infantil y Programa Paisano (para los mexicanos que regresan
principalmente de los EU).
Con estos programas, según el INM 7,756 menores de
edad centroamericanos –que viajaban sin la compañía de un adulto- fueron devueltos
a sus países de origen en 2013.
El número de repatriaciones de centroamericanos
desde México fueron 62, 839 en 2012; y 69,
481en 2013.
"Lo que ha estado haciendo el Instituto
Nacional de Migración (INM) es detener a los migrantes y como saben que la
mayoría ocupa traficantes, la Policía Federal dice que rescató a x número
de personas de posibles situaciones de tráfico", afirma Gretchen Kuhner,
directora del Instituto para las Mujeres en la Migración.
Y agrega: "desde mi punto de vista esto es una postura cínica,
porque no estás cambiando la situación de violencia, solamente estás deteniendo
a los migrantes, los regresas a sus países de origen y luego cambias el
discurso en los medios".
Corrupción y abusos de las autoridades
Pero el grave problema que tiene México es que las
autoridades federales no han podido romper el círculo de corrupción con el que
operan los agentes migratorios, las policías municipales y los ministerios
públicos locales, declara Martha Sánchez Soler.
La CNDH ha recabado testimonios en donde algunos
migrantes que pudieron escapar de sus secuestradores y que intentaron a
denunciar los hechos ante las autoridades buscando protección, se encontraron
con que son las mismas autoridades las que los entregan de nuevo a los
criminales.
“O son miembros de las mismas policías
municipales las que se encargan de hacer la labor de “halcones” para
informarle a los criminales –en su mayoría de Los Zetas-, sobre posibles
operativos del ejército o de otras fuerzas federales”, dice Kuhner.
El mismo sistema con el que funciona la red del
tráfico de drogas, pero ahora son personas las que se convierten en mercancía.
“Nuestro objetivo es que la sociedad mexicana se solidarice con los migrantes
–explica Sánchez Soler-, eliminar la xenofobia, el miedo infundado que generan en
la mayoría de la población y hacer visible la tragedia humana que está
sucediendo en nuestro país”.
La ruta migrante en México está ensangrentada y
desgraciadamente el panorama es sombrío porque parece que las cosas no van a
cambiar…