Trabajadoras domésticas, las olvidadas del hogar

El pasado 30 de marzo se celebró el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. Una fecha que para muchos es insignificante, sin embargo, ha puesto ante la mirada pública una situación que todos los días pasa detrás de las paredes de millones de casas en México.



Salario bajo, horarios de más de 12 horas al día; sin derecho a vacaciones ni ninguna otra prestación social; discriminación y violencia psicológica; manipulaciones; chantajes y siempre bajo la sospecha de que “se vaya a robar algo”.

Esto es lo que vive la “chacha”, “la gata”, “la moza”, “la sirvienta”, “la muchacha”. Nadie valora su trabajo; nadie respeta sus derechos; la materializan en un objeto animado que se mueve por la casa pero que no tiene nombre, apellido ni dignidad.

Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), en México hay 2.2 millones de personas que trabajan en algún hogar haciendo trabajo doméstico. Muchas de ellas son menores de edad de origen indígena que llegan a las grandes ciudades buscando un empleo que las saque de la pobreza material en la que viven.

“Cuando llegamos a una casa y tienes apenas 13 años, terminas creyendo que eres parte de la familia y al final uno no puede hacer nada, no puedes demandar a quien te acogió y no te pagó de acuerdo al trabajo que haces”, dijo Lorenza Gutiérrez Gómez, presidenta del Colectivo de Mujeres Indígenas Trabajadoras del Hogar.

Esta es una situación común pero poco aceptada. Las mujeres que trabajan en el hogar han asumido su rol como parte de una realidad y de su educación, que incluye la sumisión como una de las grandes virtudes de las “buenas sirvientas”.

Hidalgo es un estado que tiene la condición de ser expulsor de migrantes, entre las que se incluyen las trabajadoras del hogar y principalmente por su cercanía con el Distrito Federal, que es en donde se da esta situación de que las casas de clase media utilizan esta mano de obra doméstica como parte de su “estatus social”.

La importancia de que las trabajadoras del hogar vayan mejorando sus condiciones laborales, depende en mucho en la forma en la que ellas mismas se perciban y se coticen en el mercado laboral.

Por eso el Colectivo de Mujeres Indígenas Trabajadoras del Hogar, está trabajando ya en eso, con cursos de capacitación para que estén mejor preparadas para realizar su trabajo, suba su salario y mejoren las condiciones laborales.

Cuesta trabajo y parece una exageración visualizar el trabajo de “la muchacha” como un oficio respetable y como mano de obra calificada. Sin embargo, esto es una necesidad urgente, ya que en algunos casos y “guardadas las debidas proporciones, su estatus contiene algunos elementos de la esclavitud vigente en el país hasta principios del siglo XIX”, dice el Conapred.

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