Producen concreto arquitectónico con desechos plásticos
De acuerdo con el artículo Plastic Pollution in the World’s
Oceans, publicado en la revista científica PLOS ONE en diciembre del año
pasado, casi 270 mil toneladas de residuos plásticos se hallan actualmente en
los océanos del planeta. Asimismo, gran cantidad de los que no son reciclados
terminan en vertederos, rellenos sanitarios y afluentes, o son incineradas, lo
que ocasiona graves daños ambientales.
En el mundo, el plástico más utilizado no es, como uno
supondría, el tereftalato de polietileno (PET, por sus siglas en inglés), sino
el polietileno de alta densidad (PEAD), con el que se fabrican tuberías para
distribuir agua potable, envases de alimentos, detergentes y otros productos
químicos, artículos para el hogar, juguetes, empaques para partes automotrices
y moldes, entre otros.
En México se emplean al año 300 mil toneladas más de PEAD
que de PET, lo que genera gran cantidad de residuos de este tipo de plástico
(cada año se producen en nuestro país 6.1 millones de toneladas de estos restos
en general, de los cuales sólo 13 por ciento se reciclan).
Tras tomar en cuenta estos datos y analizarlos con
detenimiento, Eduardo Hernández Guerrero, académico de la Facultad de
Arquitectura (FA) de la UNAM desde hace 10 años, emprendió en sus estudios de
maestría (en el posgrado de Arquitectura, área de Tecnología) una investigación
cuyo objetivo principal fue incorporar, en lugar de gravilla natural, PEAD
posconsumo, reciclado mecánicamente, a concretos arquitectónicos.
“A partir de una estrategia de aprovechamiento y
minimización de residuos, presenté mi proyecto como una alternativa de
reutilización de este tipo de plástico en el hormigón, el material de
construcción más usado en el mundo. Ambos insumos tienen, incluso en estos
tiempos de restricciones medioambientales, curvas ascendentes de producción y
empleo, que se visualizan a largo plazo”, apuntó Hernández Guerrero.
Trituración mecánica
Existen dos tipos para desechos plásticos: el químico, que
recurre a fuentes de energía y métodos de degradación que, a la par que
aquéllos, son contaminantes, y el mecánico.
“Por las propiedades del PEAD, que tiene mayor densidad y
dureza que el PET o el policloruro de vinilo (PVC), busqué un proceso sencillo
para incorporarlo al concreto; fue así como me percaté de que lo más
conveniente era la trituración mecánica. Es un proceso primario que permite
obtener partículas recicladas de polietileno de alta densidad de un tamaño
óptimo para equipararlas con el agregado natural del hormigón y adicionarlas a
éste”.
Al incorporar plásticos a mezclas de concreto tienden a
reducir sus factores de resistencia (compresión, flexo-tracción y tensión). No
obstante, el combinado con PEAD cumplió normativamente con los valores de
resistencia que establecen algunos reglamentos estructurales, es decir, su
aplicación es viable.
Además, el arquitecto produjo un material más flexible que
el tradicional y, por si fuera poco, conforme se incrementa la cantidad de
polietileno de alta densidad, se obtiene un insumo con una mayor conductividad
y difusividad térmicas; esto significa que no capta el calor, sino que lo
disipa, puesto que el plástico no es conductor.
“Otra ventaja importante es la sostenibilidad que se puede
alcanzar con este plástico reciclado al agregarlo a un material de la construcción
tan utilizado como el concreto”, añadió Hernández Guerrero.
Aplicaciones
Debido a las diversas tonalidades que presenta el PEAD, es
posible fabricar un hormigón con colores neutros como el blanco y el negro, o
uno multicolor. En cuanto a sus aplicaciones, podría usarse en pavimentos para
espacios públicos y ciclovías, por dar sólo dos ejemplos.
“En la ciudad de México hay una tendencia cada vez más
fuerte a recuperar esa clase de sitios al aplicar concretos arquitectónicos.
También, por ser un material más dúctil y con un mayor aislamiento térmico, se
podría aplicar a prefabricados de fachadas envolventes”.
Con una beca de movilidad internacional del Conacyt, realizó
el proceso experimental de su investigación en la Universidad Politécnica de
Cataluña, en Barcelona, España, bajo la tutoría de Miren Etxeberría Larrañaga,
experta en la aplicación de nuevas tecnologías a los concretos, como los
agregados reciclados provenientes de distintas fuentes.
Por parte de la UNAM, su tutor fue Agustín Hernández
Hernández, del posgrado de la FA, y su asesor, Juan Luis Cottier Caviedes, del
posgrado en Ingeniería Civil.
Hernández Guerrero ha obtenido resultados promisorios en
cuanto a las propiedades de su material. Hoy, con una patente en proceso, se
encuentra en un punto desde el cual ya puede dar los siguientes pasos, es
decir, desarrollar diversos prototipos, acercarse a entidades públicas y
privadas para que conozcan este recurso, y buscar que tanto su producción, como
su aplicación real en el ámbito de la construcción, sea asequible.
“Mi preocupación por la explotación de recursos naturales
como las canteras y por la contaminación que genera el plástico fue lo que
impulsó este proyecto. Es oportuno dejar en claro que no inventé nada nuevo. En
todos lados se han estudiado múltiples procesos de incorporación de plásticos a
mezclas de concreto.
“Sin embargo, aprovecho el que mayor demanda y consumo tiene
en México y el resto del mundo y, por lo tanto, el que más residuos genera;
además, a diferencia del PET o el PVC, el PEAD brinda prestaciones importantes
a nivel estructural, pero también a nivel estético, que es lo que busco como
arquitecto”.
Diferencia entre el PET y el PEAD
La diferencia esencial entre el PET y el PEAD estriba en la
densidad de cada uno. Existen intentos de incorporar el primero a concretos o
morteros, pero han resultado limitados porque dicho material no logra adherirse
adecuadamente a la pasta de cemento por su forma y baja densidad. “Cuando,
mezcladas con agua, incorporas partículas de tereftalato de polietileno a un
hormigón o mortero, éstas se separan”.
En cambio, como se trata de un material con una mayor
densidad y también más duro, el PEAD logra incorporarse mejor, y entre más se incluya,
se obtiene un recurso más flexible.
“Esto es fundamental en el DF, donde hay hundimientos
diferenciales de suelos. Al ser más dúctil, el concreto al que se le ha
incorporado PEAD es capaz de resistir las cargas y deformaciones, sin presentar
mayores daños como fracturas o agrietamientos”, concluyó Hernández Guerrero.