La tragicomedia de Javier Duarte

JAVIER DUARTE EN EL PISO DEL CAMIÓN QUE LO TRANSPORTA A LOS TRIBUNALES


El ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, que siempre lucía una sonrisa impecable durante su mandato, seguramente porque era la señal de que todo le estaba saliendo como lo había planeado, ha caído en desgracia al ser detenido y ahora enfrenta al menos su posible extradición de Guatemala a México.
Se le acabó la sonrisa, dicen algunos, luego de que en su traslado de la cárcel de Matamoros a la Torre de Tribunales en Guatemala, fue tratado como seguramente nunca se imaginó y que es como la parodia de aquella frase que tanto escribió su esposa en su diario de “merezco abundancia”; pero en este caso Duarte seguramente se repetía “yo no merezco esto”.
Y es que ante el tumulto de periodistas y fotógrafos, tuvo que ser literalmente arrumbado en el camión donde fue trasladado qy él rodo por el piso con las manos esposadas mientras todos lo fotografiaban en esa “humillante” postura.

También a la entrada del tribunal, una mano justiciera apareció de la nada y le dio un tremendo sopapo en la cabeza, por lo que Duarte incluso volteó a ver quién había sido, pero no pudo detener su paso; afortunadamente todo esto quedó grabado en un video que se ha convertido en una joya en las redes sociales.
Así, Javier Duarte parece que su optimismo se desvanece en la medida en que disfruta de las mieles de la prisión, donde otros presos le gritan “basura” y lo insultan mientras pasa por los pasillos, según reportan algunos diarios locales.
Pero más allá de estas anécdotas que parecen divertidas, el caso de Javier Duarte es emblemático de lo que, seguramente una mente enferma y desquiciada es capaz de hacer una vez que tiene poder.
Según cuenta el expediente del juicio 97/2016 radicado en el Reclusorio Norte de Ciudad de México, es que “del primero de diciembre de 2010 al 12 de octubre de 2016, en coordinación con otras personas realizó un complejo esquema de operación para introducir recursos al sistema financiero mexicano y así otorgarles una apariencia de licitud”.
Millones y millones de pesos circularon de las arcas públicas hacia cuentas privadas, empresas fantasmas, fondos para comprar bienes de lujo en los sitios turísticos más exclusivos de México, fiestas, lujos personales y un derroche de dinero en excentricidades.
Pero a pesar de su detención, no se puede asegurar qué puede pasar con Duarte una vez que llegue a México extraditado de Guatemala, a pesar de que algunos penalistas anticipan que por los cargos que se le imputan, podría ser sentenciado a por lo menos 50 años de cárcel.
Ahora bien, México se enorgullece de las detenciones de Tomás Yarrington en Italia y ahora de Javier Duarte en Guatemala, pero en ambos casos, parece que la participación de las autoridades mexicanas fue mínima.
Es decir, no hay señales de que en los operativos hubiera efectivos mexicanos, ninguna autoridad de Italia o Guatemala señaló su posible presencia y ni la misma PGR pudo ser clara cuando intentó explicar el papel que jugaron en estas detenciones.
Esto ha dado pie a suposiciones donde aseguran, que esto es una muestra de que se hizo muy poco desde México para detenerlos y que la presión se originó más bien en los Estados Unidos.
También parece que la detención de Duarte estaría precedida de una posible negociación ¿a cambio de qué? Posiblemente a no girar órdenes de aprehensión en contra de su esposa y otros familiares; tal vez para no incautar todos los bienes o para dejarles el suficiente dinero para seguir viviendo en la abundancia.
Estas dudas son las que tendrá que resolver el gobierno mexicano, toda vez que la captura de Duarte se da precisamente porque ubicaron a su familia saliendo desde México en avión privado a Guatemala, pero nadie sabe en dónde quedaron ellos.
Así, la tragicomedia de Duarte tiene su primer climax con esa escena derrumbado en el piso del camión donde fue transportado a los tribunales, una imagen que seguramente en México nunca hubiera sucedido…

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