México a octavos de final en Mundial de Brasil 2014

Contrario a todo pronóstico, la selección mexicana de fútbol ha superado la fase de grupos con los mismos puntos que el equipo brasileño, no perdió ninguno de los tres partidos, solamente recibió un gol en contra y ha sorprendido por el nivel de juego mostrado.


Hasta antes de iniciar la copa del mundo, muy pocos personas –solamente los aficionados que siguen ciegamente y con fe desmedida al equipo- aseguraron que el papel de México en el Mundial sería bueno. Todavía a principios de año, una encuesta realizada por Consulta Mitofsky señaló que solamente el 56% de los mexicanos encuestados pensaban que el “Tri” haría “un buen papel” en el Mundial.

Ahora el pasado turbulento de las eliminatorias, los cambios de entrenadores, los minutos agónicos en donde México estaba eliminado del mundial, las dudas que dejó el equipo en los últimos partidos amistosos y las incógnitas por quién sería el portero titular, han quedado en el olvido.

México sorprende por su estilo de juego, por su dinámica y su resistencia física; por ser uno de lo muy pocos equipos que juega con línea de cinco defensas, porque tácticamente es ordenado, comprometido y solidario. Tal vez el único defecto que se puede criticar sería la falta de generación –en conjunto- de jugadas peligrosas a la ofensiva, pero aún así en el juego contra Croacia se destapó con tres goles.

Esta selección no ha conseguido nada más allá de lo alcanzado en los últimos cinco mundiales. Apenas llegó al cuarto partido que de cierta manera ya es obligatorio para México. La gran diferencia con este equipo es que de la nada, ha vuelto a imponer un estilo propio, que complica demasiado a los rivales, que no se intimida y que podría ser un gran inicio de un proceso largo de trabajo de Miguel Herrera el frente del “Tricolor”.

Si bien las esperanzas han crecido, la realidad indica que hay que tomar con calma lo que pueda pasar en el partido contra Holanda. México llega como favorito sentimental pero futbolísticamente el cuadro holandés ha demostrado ser un fuerte candidato al título. Es probable que no le alcance a la selección para ganarle a los “tulipanes”, pero si se pierde jugando como hasta ahora lo han hecho los mexicanos, se podría considerar que el equipo cumplió y dejará un excelente sabor de boca en todos los aficionados.

Si se gana, entonces no habrá más que hablar. Se dará un salto importantísimo en el plano mundial y tal vez México por fin ocupe el lugar que le corresponde, que seguramente es estar entre los primeros ocho del mundo, pero no para ser campeón del mundo ni mucho menos.

Hay un factor importante a destacar y que muy pocos han hablado de ello. Es el hecho de que la selección mexicana tiene algo que antes no se podía conjuntar en un equipo: experiencia de alta competencia y triunfos históricos. Siete de los once titulares juegan en Europa. Oribe, Giovani Dos Santos y Héctor Herrera, fueron campeones olímpicos. Y el mismo Giovani y Héctor Moreno fueron campeones del mundo sub 17.

Ni que decir de Rafa Márquez, campeón de España, Francia, ganador de la Champions League y con cuatro mundiales en las espaldas. “Maza” Rodríguez fue campeón en Holanda y Alemania y Guardado lleva más de siete años jugando en el fútbol europeo de forma constante.

Lo mismo que Guillermo Ochoa, que se convirtió en figura del fútbol francés con un equipo que todo el tiempo peleó la sobrevivencia en la primera división hasta que no aguantó más y descendió.

Es decir, el buen trabajo de Miguel Herrera a nivel futbolístico, el don que tiene para generar un buen grupo con un excelente manejo humano y la experiencia y mentalidad de estos jugadores, ha logrado que la selección –más allá de los resultados- empieza a demostrar que el espíritu de lucha y mentalidad del futbolista mexicano es lo suficiente fuerte para pelear en cualquier escenario.

Pero hay algo más y que ha logrado que la gente se sienta identificada y emocionada con esta selección y es lo que transmite en el campo. Bien lo dijo Oribe Peralta luego del empate ante Brasil, que este equipo se acerca mucho a la forma en que vivimos los mexicanos, que somos luchadores y solidarios.

Se vale soñar, pero no se vale decepcionarse. México enfrenta en octavos de final a uno de los favoritos al título y actual subcampeón del mundo. Será muy difícil la hazaña y se espera que se logre, pero si no sucede así, que sea muy honrosa y digna la derrota.



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