#PosMeSalto, la rebelión en el Metro
La tarifa del Metro de la Ciudad de México
subió de $3 a $5 pesos. Una medida poco popular para el gobierno del Distrito
Federal, que bajo el argumento de mejorar las condiciones de seguridad y la
calidad del servicio de este medio de transporte que utilizan millones de
capitalinos, ha creado un ambiente de descontento entre ciertos sectores de la
sociedad.
Cualquiera que haya viajado en el metro sabrá
que es un mercado rodante en donde se puede encontrar de todo. Fundas para
celulares, libros, chicles, pastillas “medicinales para los bronquios”;
calcetines para diabéticos y los clásicos discos en formato MP3 “con más de 100
éxitos” que pueden ser de las “reinas del pop”, “la cumbia sonidera” o “los
Beatles al ritmo de jazz con toques de salsa”.
Luego vienen los espectáculos y performances.
El que canta como en karaoke, los que tocan música andina; el Jarabe Tapatio en
un solo de flauta; los malabaristas con pelotas de vidrio (o al menos eso
parecen), el humor de los payasos y finalmente el espectáculo de drama y
faquirismo de los niños de la calle que
suben a los vagones con el torso desnudo y lleno de cicatrices debido a los
cortes que se hacen al acostarse sobre vidrios rotos.
Pero según el gobierno del Distrito Federal,
todo esto se va a acabar con el aumento de la tarifa. Más de 2 mil policías
vigilarán los vagones y estaciones del Metro para evitar el ambulantaje. Esto
entre muchos otros beneficios que según las
autoridades, tendrán los usuarios.
Esto ha ocasionado que un grupo de personas
–sobre todo estudiantes- hayan convocado en las redes sociales para que al
menos el viernes 13 –día en que entró en vigor el aumento en la tarifa- los
usuarios se saltaran los torniquetes sin pagar.
#PosMeSalto fue uno de los hashtags en Twitter
que convocó a estos actos, también promovidos por escritores e intelectuales
como Jenaro Villamil, John M. Ackerman y Julio Hernández, que sin ser una manifestación masiva, al menos
logró hacer un poco de ruido en algunas estaciones.
Pero las cosas tomaron otra dimensión en la
marcha del sábado denominada #14DMX, en donde existió mucha tensión entre los
manifestante y la policía local. Al descontento por el aumento en las tarifas
se agrega el rechazo a la reforma energética y la regulación de las protestas
en el DF. Es decir, un coctel de descontentos que amenaza con crecer.
Pero lo verdaderamente importante son las
repercusiones que tendrá este aumento de tarifa en los usuarios y en el ánimo
social.
Por un lado, están los argumentos oficiales
que aseguran que la gente aceptó esta nueva tarifa cuando se aplicaron las
encuestas organizadas por el mismo gobierno capitalino. Luego viene el
compromiso de cumplir con todos los ofrecimientos que han hecho, como una forma
de asegurar que los recursos se aplicarán en temas específicos y –se supone-
auditables.
Pero nada convence del todo a los ciudadanos
de que esto haya sido una decisión correcta. Dos pesos más en un boleto del
metro aparentemente no parecen impactar fuertemente en los bolsillos. Pero si
al menos se necesitan dos viajes para ir regresar son $4 pesos al día. Multiplicados por 6 días a la
semana, ya son $24; multiplicados por 4 semanas; da un total de $96 pesos más
al mes por persona.
Para
una familia de cuatro integrantes, esto se traduce en cerca de $400 pesos al
mes, una cifra que ya se siente en la cartera. Es decir, estos dos pesitos de
más en la tarifa sí van a modificar el gasto de una familia. Esto a pesar de
que los estudiantes, madres soleteras y desempleados pueden seguir pagando $3
pesos por viaje si hacen los trámites requeridos para ello.
Y regresando al caso de los vagoneros, el
Metro ha iniciado una campaña que incluye carteles en cada vagón en donde el
lema principal dice: “si no les compras desaparecen”, en referencia a los vendedores ambulantes.
Suponiendo que logren sacar del Metro a los
vendedores ambulantes ¿a dónde van a ir a vender? ¿Regresarán a las calles del
Centro Histórico y poco a poco irle ganando la batalla al gobierno central? Por
otro lado, ¿estos vendedores forman parte de la enorme red del mercado negro
que se ha convertido en un negocio muy lucrativa para el crimen organizado?
Miguel Ángel Mancera y su administración
tomaron esta decisión de forma casi automática con el disfraz de una encuesta
pública y masiva. Tolerarán las manifestaciones en algunas estaciones hasta que
poco a poco desaparezcan. De esta forma el Metro tendrá recursos adicionales
que nunca antes había podido tener de forma directa.
Y la crítica también viene desde la lógica de
que el gobierno del DF es de “izquierda” y que era mejor hacer ajustes y
recortes a algunos presupuestos –cosa que hicieron los Jefes anteriores- antes
que tocar el bolsillo de los usuarios.
Por eso se considera una medida anti popular y
que si el Metro no mejora y no se cumplen los ofrecimientos hechos a cambio del
alza de las tarifas, será una herramienta para golpear políticamente la gestión
de Mancera en los futuros procesos electorales.
Esto, la creciente inseguridad en el transporte
público, el narcomenudeo, los asesinatos y secuestros vinculados a “las bandas”
que operan en el DF; se han convertido en un problema para Mancera y su
gobierno que no encuentra la forma de blindar al DF de estos problemas.
Pero al menos ahora los millones de personas
que vienen al DF procedentes del Estado de México, ya no tendrán que pagar
doble boleto del metro para llegar a sus destinos de trabajo… aunque en los
peseros y taxis los sigan asaltando.