Tepito, de barrio bravo a escenario artístico y cultural

El barrio de Tepito, enclavado en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, se ha caracterizado por tener una vida propia, con peculiaridades que lo hacen inconfundible y que camina paralelamente a los aconteceres de la vida en la gran urbe.


Tepito representa lucha, trabajo, fiestas y sonideros; cuna de grandes ídolos del deporte mexicano y escenario de grandes manifestaciones artísticas. Igual provoca miedo para los que no son de ahí y orgullo para los que sí lo son. Es un mundo aparte en el que es difícil entrar para los fuereños, pero es todavía más complicado dejarlo para los que nacieron ahí.

La historia de un barrio bravo

El origen de este barrio se remonta a la época prehispánica, en pleno auge de la cultura azteca. Donde ahora está Tepito se encontraba Mecamalinco o “barrio de los mecapaleros”, justo entre la grandiosidad del centro de Tenochtitlan y el gran mercado de Tlatelolco, y en ese lugar existía mucho comercio pero ya desde entonces gran parte de la mercancía que se ofrecía era robada.

Con la llegada de los españoles, en este lugar se desarrolló uno de los sucesos más trascendentes durante la conquista del Imperio Azteca, ya que el emperador Cuauhtemotzin se atrincheró y montó la resistencia militar en este modesto barrio con la ayuda de sus habitantes durante 93 días, defendiéndose del feroz embate español. Después de la captura de Cuauhtemotzin, a este lugar se le sobrepuso en nombre de Tequipeuhcan, que significa "lugar donde comenzó la esclavitud".

Por qué se llama Tepito

Existen varias versiones sobre el origen del nombre actual de este barrio, pero casi todas se remontan a la época prehispánica. En el Diccionario de Aztequismos de Cecilio A. Robelo, señala que Tepito se deriva del vocablo teocali-tepiton: "pequeño templo o montículo de piedras” y que los indígenas llamaban Teocultepiton, nombre que los españoles terminaron por deformar diciéndole, simplemente, Tepito.

Por su parte, Fray Alonso de Molina afirma en su Vocabulario de la lengua castellana mexicana, que “Tepito significa pequeño o poca cosa, y que proviene de tepiyotl, pequeñez; o tepitoyotl, cosa pequeña; refiriendo que era un barrio menor perteneciente a un barrio mayor”.

Cualquiera que sea el origen del nombre de este lugar, Tepito se ha convertido en una palabra que todos los habitantes de la Ciudad de México entendemos y sabemos a que se refiere, sobre todo por la fama que se ha creado a los largo de los siglos en el imaginario popular.

La identidad cultural del barrio bravo

“Pocos barrios acumulan la experiencia de sobrevivencia urbana que tiene Tepito, que en la historia de la ciudad lo ha sido todo: modesto barrio Indígena, miserable enclave Colonial, arrabal de la Ciudad de los Palacios, abrevadero cultural de los chilangos, ropero de los pobres, tianguis y tendajón de sobrinas, lunar y lupanar metropolitano, semillero de campeones, atracadero urbano, tendedero existencial de propios y extraños, y reciclador de consciencias e inconsciencias”. Así define la identidad de este barrio Alfonso Hernández, Director del Centro de Estudios Tepiteños e integrante del grupo Tepito Arte Acá.

Arte muy acá

La identidad de la gente del barrio de Tepito es única e inconfundible. Tepito es la “neta”, dicen por ahí. Esto ha propiciado que se desarrollen movimientos culturales que en lugar de despreciar la identidad del barrio, le han dado forma hasta lograr expresiones artísticas que han ayudado a engrandecer la fama de este lugar y de su gente.

Tepito Arte Acá, es uno de los movimientos culturales que más éxito ha tenido a lo largo de casi 4 décadas. De la mano de Virgilio Carrillo en el teatro, Armando Ramírez en la literatura y Daniel Manrique en la parte plástica y gráfica, lograron conjuntar la historia, la vida y la esencia del mundo bajo de las calles de Tepito.

Los muros de las vecindades envejecidos y roídos por el tiempo, se convirtieron en grandes murales de la mano de Daniel Manrique; las fiestas con sus clásicos sonideros quedaron magistralmente descritos en las novelas de Armando Ramírez y la extravagancia de la vida cotidiana tuvo un medio de expresión arriba del escenario a través de las obras de teatro de Carrillo.

Escuela de oficios y cuna de grandes ídolos

Sus calles podrían decirle al mundo: de aquí son los ex campeones mundiales de box Rubén “Puas” Olivares y el “Ratón” Macías. El inolvidable Santo el “Enmascarado de Plata”. El actor y bailarín “Resortes”; el futbolista Cuauhtémoc Blanco y de todos esos artistas urbanos que andan por las calles expresando su trabajo.

Aquí también podemos encontrar “la convivencia, la solidaridad, el arraigo, la historia, los oficios, la fiesta, la música, las costumbres. Lo que genéricamente conocemos como cultura chilanga… y lo que se denomina como típico chilango encuentra aquí muchos personajes que lo explican y lo definen”, dice el fotógrafo Francisco Mata Rosas, creador de la exposición fotográfica Tepito, ¡bravo el barrio!

Un don de Dios ser de Tepito

Pero a pesar de ser un espacio donde la historia convive con el diario acontecer, la fama de ser un “barrio bravo” no se ha logrado así nada más. Es bravo porque ahí la gente tiene sus formas de convivencia y sus reglas, tienen su forma de sobrevivir y expresarse; se sienten identificados y se reconocen entre ellos ya que su lema es: “estoy orgulloso de ser mexicano pero es un don de dios ser de tepito”.



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