De Oceanografía a la línea 12 del Metro

Fraudes financieros y obras públicas mal terminadas son los escándalos que ocupan a México. Oceanografía está hundida en un mar de dudas, deudas y tráfico de influencias; y la línea Dorada del Metro de la Ciudad de México está cerrada parcialmente por fallas en su estructura.

¿Pero qué tienen en común estos dos casos? De entrada no tienen ninguna relación directa, pero son una muestra de cómo se realizan los negocios millonarios entre los gobiernos y la iniciativa privada.

Acusada de un fraude por unos 400 millones de dólares a Citigroup a través de Banamex, Oceanografía dejó de ser la reina del mar en temas petroleros y se convirtió en un escándalo financiero y político que arrastra nombres como los ex presidentes Felipe Calderón y Vicente Fox; así como los hermanos Bribiesca Sahagún, hijos de la ex Primera Dama Martha Sahagún de Fox, entre muchos otros.

Además, Oceanografía está también bajo investigación por parte de la PGR por posible lavado de dinero. De esta forma, Amado Yáñez Osuna, pasó de ser uno de los hombres más poderosos en el ramo petrolero a perder prácticamente su empresa y sus bienes.

Y como siempre sucede, todos los políticos lo señalan, lo juzgan y lo acusan. Nadie lo conoce personalmente; ninguno ha tenido tratos con él y si los hubo fue por cuestiones profesionales. La clase política del sureste mexicano ya le dio la espalda y ahora está solo en la desgracia.

Y aquí cabe hacernos una pregunta ¿en qué momento y en qué punto de las altas esferas, los hombres de negocios se mezclan con los políticos y en dónde lo legal se convierte en ilegal?

Negocios de los políticos

Sobre todo, porque el grave problema que tenemos en México es el tráfico de influencias, que siempre se mantienen en las sombras y que son el gran tesoro de los políticos, hasta que se descubren.

Los casos Bejarano (PRD), Elba Esther Gordillo (ex PRI y ahora Nueva Alianza), Romero Deschamps, Granierl Melo y Moreira (PRI); y los casos de Cesar Nava y Germán Martínez Cázares (PAN) son una muestra de cómo se utiliza el poder político para hacer negocios personales.

Pero más allá del fraude millonario y el posible lavado de dinero que se investiga a Oceanografía, hay un transfondo social que se ve dañado de forma directa con el aseguramiento de esta empresa.

Primero los cerca de 3 mil trabajadores directos que no habían recibido su salario. Luego los empleados indirectos que no hay quien los respalde para garantizar sus pagos, así como la derrama económica que producía esta empresa en la zona petrolera del sureste mexicano.

Y así en cascada, como sucede cuando llegan las desgracias, están los equipos de fútbol (Gallos Blancos de Querétaro y Delfines Fútbol Club de Campeche), que de la noche a la mañana se quedaron sin recursos para funcionar.

No tienen dinero ni para alimentar a los jugadores que viven en las casas clubes. No hay recursos para viajes ni viáticos para los planteles; no se han pagado  las rentas de los inmuebles que utilizan y mucho menos han pagado los salarios de jugadores, administrativos y demás gente que trabaja en estos equipos.

Y entonces esto genera un nuevo problema financiero para las altas esferas, pero ahora de los medios de comunicación. Porque resulta que TV Azteca ya pagó por adelantado cinco años de derechos de transmisión de los Gallos Blancos y se habla de unos 100 millones de dólares, dinero que podría perder si la franquicia desaparece o si el equipo es desafiliado de la Federación Mexicana de Fútbol.

Ahí la urgencia de buscar nuevas formas para que Gallos Blancos siga en la primera división del fútbol mexicano y buscarle socios o nuevos dueños, para garantizar el negocio a TV Azteca en detrimento de los reglamentos deportivos.

Empresario o delincuente

Así, Yáñez Osuna pasó de ser uno de los empresarios más prósperos en los sexenios panistas, a ser probable  delincuente que se aprovechó de los “políticos bien intencionados” para sacar provecho personal.

Algo así como lo que pasó con Jorge Lankenau Rocha en 1997, quien pasó ocho años en prisión acusado de fraudes financieros que provocaron la quiebra técnica del Grupo financiero Ábaco  y Banca Confía, pero que fue en su momento uno de los empresarios más respetables de México, dueño también del Club de Fútbol Rayados de Monterrey.

Y algo paradójico encierra el caso Oceanografía en su fraude con Citigroup, ya que esta institución fue capaz de denunciar el desfalco millonario y hacer que la justicia mexicana actuara en contra de Yáñez Osuna, pero habrá que ver si a este grupo financiero lo llegan a castigar legalmente –más allá de las multas y las pérdidas millonarias- por los supuestos mecanismos que utiliza para lavar dinero proveniente del narcotráfico…

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