Interrupción del embarazo, una decisión personal
Las mujeres han ido ganando derechos personales en las últimas décadas. Primero el derecho al voto, luego la igualdad laboral y profesional, la elección de la pareja sentimental y ahora la posibilidad de procrear en el momento en que ellas lo decidan.
Esto porque la secretaria de Desarrollo Social de Hidalgo, Geraldina García Gordillo, señaló en el marco del Día Internacional de la Mujer, que “siempre he creído en el derecho de las mujeres a decidir, me parece que es parte de nuestra autonomía".
Haciendo referencia al tema de la despenalización del aborto en Hidalgo, Geraldina García Gordillo abrió la posibilidad de que la propuesta que impulsó la fracción del PRD en el congreso local puede discutirse en esta legislatura y aprobar una ley que para muchos sigue siendo polémica.
Cabe destacar que en entidades como el Distrito Federal, el aborto dejó de ser ilegal y ahora es una de las ciudades de vanguardia en estos temas en todo el país, con lo que ha demostrado que ni los abortos son tan malos como parecen ni que la sociedad no esté preparada para asumir este tipo de responsabilidades.
Sin que existan cifras confiables en Hidalgo sobre el número de muertes de mujeres que se practican abortos clandestinos o de los lugares donde los hacen, el tema reviste cierta importancia porque ya se dio un primer paso, que es la interrupción legal del embarazo producto de violaciones o abusos sexuales.
Este antecedente pone de manifiesto que hay todavía un pendiente en el ámbito de la posibilidad de decidir por parte de las mujeres, el momento en que quieran convertirse en madres.
Pero esto requiere de un debate amplio de los diversos sectores de la sociedad y también implica un tema de derechos personales. Es decir, ya se comprobó que la mujer puede y tiene el derecho a decidir sobre su naturaleza y su cuerpo.
No se trata solamente de romper tabúes o temas prohibidos, sino de ir preparando el camino para que las mujeres se conviertan en mejores madres por decisión y no solamente por obligación.
Esto se pude traducir en mejor calidad de vida de los menores, mayor atención y la posibilidad de formar nuevas generaciones que se alejen de los peligros que representa crecer en familias disfuncionales, violentas y segregadas.
