Ayotzinapa pude ser el infierno de Peña Nieto y el PRD

No se resuelve nada aún del caso Ayotzinapa. Los 43 estudiantes siguen en calidad de “deaparecidos”, el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, sigue sin ser detenido y mientras más cepillan la zona más fosas clandestinas encuentra. Lo único nuevo es que Ángel Aguirre renunció.

Estas son las cifras de cómo se ha desarrollado la investigación según datos oficiales. Han sido detenidos 36 policías municipales (22 de Iguala y 14 de Cocula), 17 integrantes de la organización criminal “Guerreros Unidos” han sido detenidos, más la captura de quien para las autoridades es el máximo líder de este grupo, Sidronio Casarrubias Salgado.

Además, se ha confirmado la exhumación de 28 cuerpos de la primera fosa, aunque todavía no hay resultados de los otros 19 lugares en donde también se han encontrado más entierros clandestinos.

De estos cuerpos –según la PGR-, ninguno pertenece a los 43 estudiantes desaparecidos.
Es decir, todavía nadie sabe en dónde están los desaparecidos. No hay indicios si están muertos o vivos o si en realidad podrían ser algunos de esos cuerpos encontrados.

Pero el caso de los estudiantes asesinados y desaparecidos de la Escuela Normal de Ayotzinapa evoluciona  hacia uno de los escenarios que siempre pone nervioso al gobierno federal. 




Cada vez hay más participación social para exigir una respuesta rápida de las autoridades, pero sobre todo, ahora es muy evidente que organizaciones políticas -algunas incluso con antecedentes radicales- y hasta grupos guerrilleros, están activos en estas protestas.

Según información publicada por algunos medios- entre ellos la revista Proceso-, el gobierno federal ya ha realizado un trabajo de inteligencia para ubicar las organizaciones, grupos y líderes que se suponen están detrás de las manifestaciones y protestas por el caso Ayotzinapa.

Ubican a organizaciones como la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), la Sección 22 de la  CNTE en Oaxaca, Frente Amplio de Comunidades Marginadas del Estado de Oaxaca, Frente Único de Lucha para la Reconstrucción de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y al Frente de Izquierda Revolucionaria; todas vinculadas con el Ejército Popular Revolucionario (EPR).

Por otra parte, también está activa la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria que –según las autoridades federales- "desde hace tiempo se le relaciona con el ERPI".

Pero esto no tiene nada de novedoso si tomamos en cuenta que el pasado 17 de octubre circuló en internet, un video en donde un supuesto integrante del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), anunciaba la creación de la “brigada de ajusticiamiento” en contra de los miembros del cártel Guerreros Unidos.

“Se convoca al interior de nuestras filas y al pueblo en general a la conformación de la Brigada Popular de Ajusticiamiento 26 de Septiembre, expresamente fundada para enfrentar en aspectos político-militares esta nueva afrenta del narcoestado mexicano y, particularmente, al cartel de sicarios del Estado, mal llamado “Guerreros Unidos”, dice parte del Comunicado Estatal Nº 21 publicado en apariencia por el ERPI.

Si la presencia de estos grupos guerrilleros es cierta, entonces el gobierno federal está ante un posible resurgimiento de los llamados movimientos políticos-sociales armados que aparentemente “no existían” en Guerrero desde la famosa “guerra sucia” de los años setenta, en donde el ejército y miembros de la extinta Dirección de Seguridad, asesinaron y desaparecieron a muchos líderes y miembros de estos núcleos de la guerrilla.

Pero lo que más ha de preocupar al gobierno federal, es el hecho de que se empieza a conformar un movimiento social en donde participan estudiantes, organizaciones sociales, sindicatos y grupos de académicos en varios estados del país; y hasta en el extranjero hay manifestaciones, marchas y protestas en apoyo a las familias de los estudiantes asesinados y desaparecidos.

Esto afecta de manera profunda la idea y la imagen de un México en paz, moderno y en pleno crecimiento que quiere vender el gobierno federal, sobre todo hacia afuera del país. Si el gobierno actual ya tenía suficientes críticas con respecto a los abusos y falta de justicia en tema de derechos humanos, el caso Ayotzinapa se podría convertir en una bomba de tiempo si el movimiento sigue creciendo.

No hay que olvidar que Guerrero es un estado en donde los movimientos y líderes guerrilleros han hecho leyenda. Además en algunas regiones, tienen una base organizacional sólida con las Policías Comunitarias, en donde han sido capaces de enfrentar al narcotráfico, los delincuentes y hasta a los políticos corruptos, con un modelo que no permite extorsiones y secuestros; lo que podría ser un ejemplo a seguir para otras comunidades, cosa que el gobierno federal apenas pudo controlar en Michoacán.

Es decir, los alumnos desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa pueden ser el 
detonante que trastoque la tranquilidad política de Peña Nieto, su gabinete y el tiro de gracia a un PRD corrupto y cínico.


Este caso podría representar el declive de la imagen del presidente, sus niveles de popularidad pueden ir a la baja incluso en el extranjero y Guerrero puede ser el centro neurálgico de un problema político, social e incluso militar, que puede marcar el sexenio y el futuro de EPN y en definitiva, mata toda esperanza del PRD como opción electoral.

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