Reciclaje de cosas usadas, negocio y fuente de ingresos
La venta de productos
de segunda mano ha sido una de las prácticas más frecuentes en nuestro sistema
de comercio. Desde la época de la colonia, los grupos indígenas que quedaron
aislados de los grandes centros de desarrollo económico y cultural, implementaron esta estrategia de mercadeo para hacerse de productos útiles que eran
desechados de las casas adineradas.
Esto sale a escena
porque en los últimos meses los establecimientos – sobre todo los improvisados
en las puertas de las casas o en la calle- de cosas de usadas, han tenido un
crecimiento importante principalmente en la capital del estado de Hidalgo.
Aunque esto se puede
ver como algo poco trascendente, la realidad indica que este tipo de negocios
son representativos de la realidad que se vive actualmente. Por un lado está el
desempleo y los bajos salarios, que obligan a las familias a buscar fuentes
alternas de ingresos, vendiendo lo que ya no se utiliza en casa en las famosas
“ventas de garaje”.
Pero al mismo tiempo,
la necesidad consumista de desechar artículos que aún sirven por la simple idea
de querer algo nuevo, ha provocado que ropa, zapatos, muebles e incluso joyas y
accesorios, tengan una nueva utilidad al ser comercializados como “objetos de
segundo mano” ha precios mucho más accesibles.
Es decir, la
experiencia de “estrenar” constantemente provoca que se consideren como cosas
de desechos artículos que aún sirven –muy al estilo de la sociedad de los
Estados Unidos-, provocando al mismo tiempo una buena oportunidad de negocio el
reciclar estos productos a pequeña escala y volverlos a poner en el mercado.
Si las autoridades
ponen un ojo a estas actividades, podrían crear programas de reciclaje de
cualquier tipo de productos y generar una política de re-uso y concientización
en contra del despilfarro desmedido con el que actuamos en pos de buscar una
“mejor calidad de vida”.
Ya está por demás
demostrado que lo que para algunos es basura, para otros es una fuente enorme
de riqueza. El reciclaje y la comercialización de productos de segunda mano ha
sido desde hace muchos siglos la fuente de ingresos para muchas familias y de
cierta forma, una buena manera de cuidar el ambiente.